martes, abril 21, 2009

Deseos y sueños

He llegado a admitir que mi mente se vació, pero creo que me he equivocado. En mi mente tengo recuerdos y sueños, pero ya no los siento míos, ya no me duelen, ya no me alegran. Mi vida se ha transformado en vivir deslizándome por los días... a veces me preocupa, la mayoría del tiempo no me importa. Simplemente, estoy bien y puedo estar feliz mirando a mi gatos, durmiendo, caminando por la plaza, conversando con mi novio. Felicidad que dura llegando a casa, llegando a la universidad, sentada en clase, frente a la materia que no me gusta o un libro que ya leí.

Yo también quisiera hacer algo por mi vida, luchar por algo que me gustara, por algo que deseara, pero no quiero nada, ya nada me gusta ni me motiva, no hago nada que verdaderamente sea por mí.

No puedo cambiar mi vida, porque no soy una tipa valiente, porque nunca he tomado decisiones transcendentales y los caminos que he tomado en mi vida han sido equivocados. Entonces qué espero yo de mí vida cuando sé que no volveré nunca más a estar en primer año de universidad, nunca más tendré la oportunidad de hacer todo lo que he hecho por primera vez, nunca más tendré un hogar en la casa de mis padres y ya nunca volveré a ser la de antes.

Cómo voy a cambiar mi vida si ya todo se jodió para mí y tengo que seguir acarriando esta frustración y desmotivación hasta quién sabe cuánto tiempo.

Alguna vez esperé que todo esto pasara y ya, pero el tiempo cada vez se me hace más lento y, finalmente, ya no espero nada, no espero nada de la vida ni de nadie. Ahora me pesa más que nunca esta vida de mierda que decidí yo misma cuando no hice nada por mis sueños...

Hay días que me pregunto si acaso algún día volveré a desear y soñar en aquellas cosas que me parecían importantes e imprescindibles en la vida. A veces me pregunto si algún día podré desarrollar mis capacidades en la carrera y volveré a tener espectativas vocacionales... no sé, cualquier cosa, volveré a soñar con formar una familia o tener hijos, una casa y morir viejita... todas esas cosas me parecen lejanas a mí.

Sólo me dejo llevar y estas ideas no salen de aquí, luego, ya las olvido y dejo que el tiempo siga pasando.

lunes, abril 20, 2009

El gato en el árbol

Buscando las llaves para salir, apunto de escapar de mi casa al gimansio con sus buenos lentes de sol, la calza, la polera de laycra, la zapatilla, el moñito, toda sport, guapísima para enfrentar mi condición rodeada de espejos y frente al profesor más incentivador del mundo, cuando de repente mamá me llama al antejardín. Y cuando creo que mamá ya superó la etapa de dejarme en situaciones incómodas, ahí la veo con mi vecino, mi compañerito de la escuela, mi eterno amor de infancia.

Él me miró con esos mismo ojos azules que yo buscaba en clases de matemáticas y, cuando los encontraba, esquivaba. Yo en esos momentos conseguí la misma capacidad de sonrojarme como en aquella época. En alguna oportunidad me defendió en clases, pero nunca fuimos amigos; en un juego de infancia me hizo una zancadilla y me dolió tanto que nunca más le hablé. Sin embargo, nunca fui capaz de verlo sin sentir alguna cosa extraña, supongo que de alguna manera estuvo mucho tiempo en mi mente.

Entonces, mamá sin pudor me dice que me suba al árbol para sacar a un amiguito de mis gatos que estaba ahí todo atormentado por el Lucán, el perro de la casa de al lado, y que el vecino me va a ayudar. En un par de segundos me atormenté tanto como ese gatito arriba del árbol. Entonces, traté de esbozar una sonrisa para aceptar la inevitable propuesta de mi madre.

Me armé de valor y subí, el pequeño gato estaba ahí agarradísimo de las ramas, lo traté de tomar, le hicie cariño, le hablé con esos tonitos amorosos, al final, lo tiré, una, dos veces y a la tercera sus garritas estaban en mi brazo, gato de mierda. Bajé y me tomó de la mano para ayudarme. Su sonrisa ya no era angelical como antes, era más bien burlesca y ¿cómo no? si tengo a una madre sin sutilezas, sin intuición, sin criterio.

Al final, me tomó el brazo y me dijo que me echara alcohol, yo lo miré con un poco de curiosidad, porque siempre había esquivado su mirada. Él me miró serio y como tratando de reconocerme. Tomó al gato, lo dejó en el suelo y se despidió. Nunca se me había acercado tanto.

Ya sola en mi pieza, desde mi ventana puedo ver su casa, y sentí un ardor en mi brazo y en mi cabeza, en los recuerdos, en las ilusiones que alguna vez tuve y se esfumaron entre los años.

jueves, abril 16, 2009

Hoy

Por fin un día tranquilo después de unos días de locos. Desperté, sintiendo el mismo peso de la frustración, convencida de que era una mejor opción dormir hasta las tantas de la mañana y, luego, de aquel pensamiento absurdo llegó el pensamiento racional de las obligaciones y los compromisos.

Sin embargo, hoy me alegro de haber pensado en las obligaciones, de haberme obligado a despertar, levantarme e ir a la Universidad. Me alegro de no haberme quedado durmiendo horas que no necesito dormir, perdiendo el tiempo, sin hacer lo que quiero y debo hacer.

Al principio me costó, como todos los días, no estaba muy segura de que fuera un buen día, miedo, quizás... puras leseras. Es una mala costumbre, una mala disposición antes de, es la inseguridad de que yo no puedo superar... no sé, la flojera, el destino, el clima, el sueño y esto es tan estúpido, absolutamente, estúpido.

Entonces, va en una cosa de actitud, algo así como de convenciminto mental y decir hoy me tengo que levantar y enfrentar la vida como sea esta y ya, superarse enfrentando, auqnue todo salga mal, y ver lo bueno de lo malo, lo lindo de los detalles, aprovechar las oportunidades, enfrentar y superar fantasmas del pasado y los obstáculos del presente, reírse de todo esto y buscar la manera de sentirse bien, porque no tan solo es enfrentarse a la vida en su peor cara, no, es también disfrutar de lo que tenemos.

!!!Te juro que se puede hacer todo en un día!!! Así fue, fui a la universidad me reí de llegar tarde, aproveché de conversar, ponerme al día con la vida social, planificar mi fin de semana, luego, enfrenté asuntos pendientes y luego me seguí riendo, finalmente, comprobé que uno pierde tanto tiempo en lamentarse del día a día.

Se te pueden pasar los días perdiendo la vida, perdiendo la capacidad de en cualquier momento ir y buscar soluciones a los problemas, ir y agotar todas las posibilidades, ir y buscar la escurridiza felicidad.

Yo, como broche de un día como hoy, fui y no perdí un día más sin decirte que estás en mi mente siempre, que te adoro, que te quiero por sobre cualquier cosa, que eres mi perfecta imperfección, que estoy completamente enamorada de ti y que eres lo mejor que me ha pasado en la vida... Haces que mi hoy tenga sentido, te amo.

martes, abril 14, 2009

Frustración















Es increíble cómo en estos momentos de desilución en todos los aspectos de mi vida mi pieza pasa a ser el único lugar donde puedo tomar decisiones, siempre y cuando no afecte el orden de ésta y mucho menos al mundo y su maldita monotonía que está fuera de estas paredes.

Sola ahí estoy en silencio y puedo pensar.

Me siento horriblemente frustrada y sólo me queda mirar por la ventana a ver si un día me animo a salir volando de allí.

lunes, abril 06, 2009

El hombre y sus circunstancias...

¿A quién mierda yo quería engañar? Aún comparto la idea de que el hombre vive circunstancias que lo determinan. Sin embargo, las vueltas del mate que he tenido últimamente me llevaron, personalmente, a una dramática conclusión que seguramente es más conocida que el hilo negro, pero que yo en mi puta vida había asimilado.

Parecía tan fácil establecer una cadena de hechos y de consecuencias. Podía relatar mi vida en la primera cita, una y otra vez (no es que haya tenido muchas citas... en realidad, sí, pero eso no es tema, jajaja) . Todo calzaba, las circunstancias, los hechos, las decisiones, los errores, las culpas ajenas y propias, todo era como un microcuento en los paneles publicitarios del Metro.

Era como si yo me desdoblara y desde el aire era capaz de obserbarlo todo, supuestamente, neutral, parcial. Y ahí !!!paff¡¡¡ la primera gran mentira. Cómo yo tan limitada pensé que podía enfrascar mi vida en sólo punto de vista que, incluso, dudo que sea mi punto de vista, lo más seguro es que sea una convención social, pero ese también es otro tema. Cómo podía asegurar tan suelta de cuerpo que las circunstancias me habían derivado a hacer cosas influenciada por ciertas personas y, entonces, había hecho tales cosas que después en otras circunstancias eran errores y me cargaba la culpa y la rabia de culpar a todo el resto.

No me explico cómo tan bruta, tan limitada y yo que pregonaba sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Yo que pensaba que practicaba la tolerancia poniéndome en el lugar del otro... las wueas, porque lo único que hice con eso fue buscar mi propia aceptación. Ahora entiendo porqué me ha costado tanto encontrar mi lugar, mi gente, mi felicidad.

Las circunstancias determinan, sí, pero es uno quién se estanca allí atontado, ¿a quién queremos engañar dando pena?, víctimas del mundo, del destino, espernado que algo bueno pase o le pase al resto y uno no tiene el tino de ver otras perspectivas, buscar soluciones y dar un maldito paso adelante por sí mismo. Se queda allí, como yo, espernado que lo caguen las palomas y que un día sea igual que el otro, ignorando que en cada día hay matices y cada día es buen día para cambiar las circunstancias.