El luto

Vivir el luto, después de una relación amorosa, es impresindible.

Cuando sales herido de una relación, se puede decir que te sometes a una dolorosa perdida. Y hablamos de cualquier relación que se considere verdadera y honestamente IMPORTANTE... de mucho o poco tiempo, con Juanita o con Pedrito, heterosexual u homosexual. Cualquier relación, donde uno salga herido, es porque se enamoró y ya, uno no se enamora más o menos que el otro, uno se enamora y, cuando eso se rompe, duele igual para todos.
Ya ahí ni siquiera está entre tus desiciones vivir el luto, simplemente, es parte del proceso. No puedes pensar que, al terminar una relación IMPORTANTE, aunque tengas tus motivos para terminar, al día siguiente vas a salir muerto de la risa, corriendo y saltando de felicidad... sé que este mundo está loco, pero no creo que tanto.
Por algún tiempo, duele y vivimos algo parecido a un luto. Sin embargo, este luto es parte de un proceso que tenemos que vivir para aprender de ella. Me parece impresindible, si no fuera así, todos andaríamos con uno y con otro, empezaríamos y estaríamos un par de meses juntos, mientras todo es perfecto y, luego, nos desecharíamos como trapos viejos. Así, viviríamos sin pensar ni reflexionar sobre las situaciones que nos pone la vida.
Claro, es una situación dolorosa y nos reprochamos habernos equivocado y no queremos pensar en ello, porque nos duele y bla bla... Pero, la verdad, creo que no se puede culpar lo que no fue, aún menos, tener pena de uno mismo, verse y mostrarse como víctima frente a cosas que son y ya fueron. En el témino de una relación hubo culpables y hubo razones. Ahora queda aprender de los errores, ver las consecuencias y buscar saluciones.
El dolor pasa, tarde o temprano pasa. Y para que pase luego, tenemos que reflexionar y no darle la vuelta al problema. Un término es un hecho... cuando estamos con alguien, desde un principio asumimos un posible término. Aunque siempre esté la ilusión del amor eterno, pero ya no nos traguemos esos cuentos, así nos son las cosas. Las cosas de la vida tienen sus colores y sus sabores, pero en el tiempo tienen matices, las cosas no son para perfectas para siempre.
Y, desde una perpectiva muy personal, ahí está una de las mejores cosas de la vida. En uno está levantar la vista y salir adelante, eso no quiere decir que te duele menos ni mucho más que vas a olvidar. No, esto es una cosa de dignidad, de fortaleza. Fortaleza de mujer, que es de la única que puedo hablar, porque soy mujer. No quiero ser feminista, aunque me gusta serlo a veces. Yo creo que la valentía de una mujer es infinitamente mayor que la del hombre. Un hombre se empequeñece, en realidad, siempre son pequeños, en cambio, las mujeres dentro de someternos muchas veces resistimos de mejor manera. Es que somos la muestra exacta de la naturaleza entre la prudencia, la justicia, la inteligencia y la templaza. De ahí que no existan príncipes azules, pues de un hombre no se puede esperar tanto. Bueno, ya me he desviado del tema, pero es que esto del feminismo me está floreciendo cada día más, pero, insisto, no soy feminista... aún, jejeje.
Entonces, con lo que quisiera terminar, es que a pesar del dolor y vivir el luto, el luto ya pasará, y de la reflexión siempre se saca algo bueno. Cuando un día te levantes y sientas que ya estás bien, verás la vida con sus matices y te sentirás feliz de vivir y superar las asperezas de la vida, porque estarás convencida de que más allá te esperan cosas mejores, más allá serás feliz, y de eso no hay duda.

Después de un lindo fin de semana, me dan ganas de hacer regalos y hoy es para ti. A pesar de la distancia y lo poco que nos conocemos, ayer compartiste conmigo una gran pena y quiero que sepas que te comprendo mucho, más de lo que tú crees.

Un gran beso y un abrazo a mi lejana y cercana amiga, Heidy, de Perú, Huancayo.

Fabiola