
Tras mío estabas tú, quizás, ni sabías que yo estaba allí, tan cerca como para poder tocarte y tan lejos como para poder murmurarte las palabras guardadas sólo para ti. Estas allí, no tú, sino el que eres ahora sin mí... inevitablemente, me alegro de alcanzar a escuchar tu risa y, al instante, me entristece ya no poder compartirlas contigo.
También yo seguiré sonriendo frente las cosas de la vida; también, descubro la única en que he aprendido a continuar...
Vuelvo al yo sin ti, con mucho y con nada, vuelvo a reír.
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