domingo, noviembre 29, 2009

Sonrisas forzadas

Las salidas familiares eran las más esperadas, desde siempre me gustaba tener la oportunidad de ver reír a mi mamá con su gente y bailar con mi papá la música onda disco. Siempre me gustó compartir con los tíos, tías y primos.
Ayer yo esperaba igualmente esta salida, pues quizás encontraría un poco de la luz y brillo que necesito para seguir adelate.
Sin embargo, después de los años de ausencia, volví y no puedo dejar de sentirme un poco distinta...
Y ayer la luz y el brillo acentuó las distancias. Hubo risas, fotos y bailes con todos, pero yo no estaba allí, era sólo una muñeca de pelo azul. Nadie allí sabía cómo es mi vida. Esta noche fue de todos, menos mía, yo estaba lejos de allí. No saben que trabajo de mesera, que quiero irme de casa, incluso, aún se sorprenden de verme fumar, no tiene idea de mis pensamientos, de mi forma de pensar, de mi vida, y los que lo saben, mis padres, les da vergüenza, tiene rabia en contra mía... y ya no hay risas ni bailes conmigo.
Así, que anoche, por las apariencias que le preocupan tanto a mamá, no me quedó más que forzar unas sonrisas, bailar con mis primas y quién sabe quien en el mundo dónde estaba yo consolando mis angustias.
Quizás, podrían volver las risas y los bailes, entregando mis decisiones a las obligaciones, sugerencias y peticiones de los requirimeintos familiares. Puesto que pareciera que nunca entenderán que mi vida ha cambiado, que ahora yo soy más yo.
Tendré que vivir ahora noches de sonrisas forzadas, entre disfraces y apariencias, fotos sin brillo ni luz más allá del sintético y la iluminación de la espera de espejos. No me quedan más que cigarros solitarios y tazas de café, que contienen mi cansancio y mi ánimo.

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