miércoles, junio 16, 2010

Difuminación


En un cuento infantil, en un cuadro plástico, en la canción que escucho, en mis ilusiones podría vivir, como tantas veces lo he logrado. Ahora, tengo en mi habitación el mejor bosquejo que creí tener, finalmente, lo que me ha quedado, aunque lo pinte de colores -el aconsejo más antiguo y repetido de mi existencia- se manchan con el primer pretexto. A pesar de mis arreglos, de mis intentos, aunque no lo quiera, de verdad que no lo deseo, se difuminan mis colores preferidos y se enchuecan las líneas, en los que, prometo, guardar recónditamente mis esperanzas.

Se me escapan los tic tac, pensando en distintas soluciones, mezclando, probando, llenando los espacios en blanco. Pienso que tendré que hacer un collage y armar un paisaje con lo que se cae del escritorio. Quizás, oculta debajo me encuentre deseando la huida que no llega o esperando el rescate.

Este boquejo me está cansando; mas no pasaré a otra hoja en blanco, no puedo seguir abandonando, huyendo de los bosquejos que tantas veces he arrugado y desechado en mi papelera. Cada trozo de mi vida, tendrá que estrujar un billo para ilumuniar estos días y, así, dejar de chocar contra los matices inesperados y las mezclas sentimentalista que se clavan en pulsaciones rápidas y lágrimas que bordean mis ojos.

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