lunes, marzo 30, 2009

Y nunca he tenido tanto

No tengo nada especial a mis veintidós años. De un día para otro mi cerebro desechó todas sus ideas, las fantasías y las mentiras. Se esfumaron las certezas y la Verdad. Ya no puedo definirme en un par de palabras sin enredarme o dudar lo que estoy diciendo. De un día para otro, increíblemente, abandoné las prioridades, dejé de pensar en el pasado y no se me da la gana pensar en el futuro.

He pasado gran parte de mi vida haciendo y pensando cosas, cosas que no tienen valor hoy.

Creo que me empeñé en ser alguien especial para encontrar a mi gente, mi lugar, mi felicidad y ahí cerquito del empeño me encontré con la frustración… y la soledad, porque cuando es la hora de tomar caminos la voz de la experiencia, de los consejos amigos y de las promesas ilusas murmuran todo el tiempo como una chicharra vieja, pero cuando no todo es perfecto, la caída en seco es para uno sólo.

En fin, ahora me excluyo, después de ser marginada y haber luchado toda la vida contra ello. Me alejo de quienes y de donde no debo estar. Me acerco sólo donde me siento bien. Y no espero nada de nadie ni del destino ni de Dios ni de los astros, nada.

Estoy aquí, escribiendo mientras escucho Solace, y sólo sé que me tengo a mí misma y a mis días y a mis noches y en el bolsillo un par de preguntas y algunas ideas sueltas. Sólo sé que me fascina Aqua de Annique y que te amo a ti.

Y nunca he tenido tanto como ahora.

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