domingo, noviembre 30, 2008

Confidencia

Una vez te dije que para ser confidentes debíamos reflejarnos el uno en el otro. Pues, cómo podría contar mis maldades a alguien tan correcto; mis tristezas a alguien que cree ser feliz siempre; mis secretos a alguien que al parecer no los tiene. Cómo lloraría, cómo me enojaría con alguien que no lo hace, porque eternamente sabe comprender...

No quiero hablar con la perfección, no necesito unos ojos estáticos que cedan siempre, yo quiero hablar con alguien tan imperfecto, tan sensible, tan colérico, tan confundido, tan perdido como yo. Yo desconfío de la perfección, porque ya sé que no existe,

Buscar la perfección fue una idea absurda, donde armé moldes que quería plasmar en la realidad, pero la realidad no es moldeable. La realidad está ahí, es, y hay que descubrirla, salir a la calle y sorprenderse de sus miles de formas.

La vida no puede ser perfecta y yo intuía la sombra de tu eterna sonrisa, de tu silencio incómodo, de tu especial manera de eludir y cambiar el tema.

Creo que ahora compartimos, algo aún mayor que el cariño, la confianza, la confidencia.

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