lunes, abril 06, 2009

El hombre y sus circunstancias...

¿A quién mierda yo quería engañar? Aún comparto la idea de que el hombre vive circunstancias que lo determinan. Sin embargo, las vueltas del mate que he tenido últimamente me llevaron, personalmente, a una dramática conclusión que seguramente es más conocida que el hilo negro, pero que yo en mi puta vida había asimilado.

Parecía tan fácil establecer una cadena de hechos y de consecuencias. Podía relatar mi vida en la primera cita, una y otra vez (no es que haya tenido muchas citas... en realidad, sí, pero eso no es tema, jajaja) . Todo calzaba, las circunstancias, los hechos, las decisiones, los errores, las culpas ajenas y propias, todo era como un microcuento en los paneles publicitarios del Metro.

Era como si yo me desdoblara y desde el aire era capaz de obserbarlo todo, supuestamente, neutral, parcial. Y ahí !!!paff¡¡¡ la primera gran mentira. Cómo yo tan limitada pensé que podía enfrascar mi vida en sólo punto de vista que, incluso, dudo que sea mi punto de vista, lo más seguro es que sea una convención social, pero ese también es otro tema. Cómo podía asegurar tan suelta de cuerpo que las circunstancias me habían derivado a hacer cosas influenciada por ciertas personas y, entonces, había hecho tales cosas que después en otras circunstancias eran errores y me cargaba la culpa y la rabia de culpar a todo el resto.

No me explico cómo tan bruta, tan limitada y yo que pregonaba sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Yo que pensaba que practicaba la tolerancia poniéndome en el lugar del otro... las wueas, porque lo único que hice con eso fue buscar mi propia aceptación. Ahora entiendo porqué me ha costado tanto encontrar mi lugar, mi gente, mi felicidad.

Las circunstancias determinan, sí, pero es uno quién se estanca allí atontado, ¿a quién queremos engañar dando pena?, víctimas del mundo, del destino, espernado que algo bueno pase o le pase al resto y uno no tiene el tino de ver otras perspectivas, buscar soluciones y dar un maldito paso adelante por sí mismo. Se queda allí, como yo, espernado que lo caguen las palomas y que un día sea igual que el otro, ignorando que en cada día hay matices y cada día es buen día para cambiar las circunstancias.

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