jueves, junio 12, 2008

Días felices










Un día mi papá entró a mi cuarto, yo dormía. Abrió las cortinas rosadas y entre el visillo la luz encandilante de un día después de la tormenta se filtraba, dejó la bandeja del desayuno en la mesita de noche, me besó la frente y me acomodó la almohada.

Un tanto dormida le di las gracias y estiré los brazos. Él me quedó mirando y me dijo su recurrente broma de que el día está feo mofándose por mi rostro y mi pelo enmarañado. Me acercó la bandeja y se fue.

Así, han empezado mis mejores y más felices días junto a él, como cuando me llevó a Mundo Mágico, a los Juegos Diana, a la piscina del Parque O`Higgins, al Museo de Cera, cuando me regaló la cocina para mis barbies, cuando me enseñó a dividir, cuando caminamos alrededor del Lago Budi y no sacamos esta foto y cuando me llamaste de un teléfono público para consolarme en mis días tristes.

Él es el hombre que me ha dado más momentos felices en mi vida que veces que me ha dicho te amo o te quiero, pero definitivamente más cuentan los hechos que las palabras para ti y yo lo acepto y lo agradeceré siempre.

Papi, yo te amo.


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