sábado, junio 21, 2008

Yo aún confío

Cuando sus ojos negros me buscaban, cuando de aquellos brotaban lágrimas, cuando esos otros me odiaban, yo me quedaba allí, mirando los espejos llenos de verdad y creyéndome las mentiras que salían de sus bocas.

A veces Dios da gritos por aquellas ventanas del alma y nosotros las vemos como quien mira al cantante ciego que pide limosnas. Sabemos que allí está, pero es mejor ignorarlo y seguimos adelante en aquel camino que, sin duda, para nosotros es más importante.

Y allí vamos como caballos de carrera con metas, pero sin sueños, sin importarnos descubrir la verdad, porque la verdad es muy compleja y la vida no debe ser compleja. Porque hay prioridades y es más importante el dinero, la estabilidad, la armonía familiar, la jarana, los hobbies, los amigotes, el fútbol, la serial...

Pero ese no es tema, hoy lo que me importa es la verdad en los ojos como si fueran guiños de Dios... Pues así, yo quiero encontrar unos ojos que se abran como una rosa en el amanecer, como cuando suena el viento, como cuando el cielo se nubla; que me maravillen, me remezcan, me señalen qué pasará. Y, esta vez, estrenaré el juicio al contrastar lo evidente de sus ojos con las palabras de su boca, que son aire, pero yo sé que en algún lugar de este mundo habrá quién las sepa utilizar para bien.

Yo aún confío en que un día Él me guiñará y yo he de sonreír.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal