lunes, abril 21, 2008

Los sentimientos son como montañas

Cuando vamos o volvemos de la montaña pasamos y repasamos razones y justificaciones en la mente. No tan sólo vivimos pendientes de la propia autocrítica, hay que reconocerlo, también estamos pendientes del comentario del resto e inconcientemente en cada regreso rebuscamos palabras para aplacar el qué dirán.


Así el caminante va cual sendero lo seduce, pues ya le aburrió ver por la ventana a otros aventurarse. Se cansó del café y la Internet, de los amigos siempre ocupados, de la familia feliz (¡), de los crepúsculos en el puente, de los niños saliendo de la escuela, del noticiero, de la película de trasnoche y el cocinero japonés del cable, que suda y cochina a la vez…

Decidido y esperanzado se lanza sin mayor sentido de orientación, sin grandes promesas, sin garantías. Por ahí habrá un pajarito que lo sigue, una mariposa que se escapa, una nube que esconde el sol. Se arriesga, no voltea, aunque la tentación de la duda es grande, pero ¿acaso es una mejor opción volver a casa? Volver apenas salió, no, porque también existe la vergüenza, lo verán los vecinos… volvió porque se acobardó- comentará con sus gatos la infaltable vieja de la cortina, que siempre está espiando y vive justito al frente.

Entonces, salimos temprano, puntuales, recién bañados, caminando a paso firme, como si supiéramos dónde nos dirigimos… sin embargo, ya ha pasado tiempo y a uno se le va olvidando cómo ser valiente, cómo andar sin miedo por las calles. Me pasará algo, me harán daño, de nuevo me caeré, quizás, tropiece con la misma piedra, ¡por qué la gente me mira así!, me hubiera puesto abrigo, quizás hará frío, quizás me resfríe, ¿habré traído las llaves? ¿el celular?¿dinero?¿tarjeta vip?

Antes que pase cualquier cosa ya estamos con justificaciones: es lo correcto, uno nunca sabe, tengo que probar, tengo que intentarlo, tengo que aprovechar mientras dure… Así escalamos la montaña, avanzamos y llegamos hasta cuando nos dura la inspiración, hasta cuando empezamos a darnos cuenta que el compañero no era el tan animoso, ni tan bello, ni tan fuerte, ni tan inteligente… lo comienzas a ver humanamente y en los sobresaltos del camino lo conoces en su triste realidad y te vas dando cuenta que la montaña desciende, más allá está la salida rápida : el abismo, un término audaz, pero como siempre el caminante miedoso a las alturas, mejor va lento pero seguro, hasta que el cansancio aleja poco a poco al compañero… ahora bien, en el caso de que el compañero sea un aficionado… se irá seducido por otro sendero, pero eso ya es cuento de cada quien.

Y volvemos empolvados (o desempolvados en el caso de que haya suerte), cabizbajos, con millones de preguntas. No obstante, nunca olvidamos arreglarnos un poco la dignidad y buscar motivos, razones, justificaciones, por último, buenos recuerdos: una foto, un poema, un dibujo, una flor seca.
Los sentiemientos son como montañas, hay grandes hay pequeñas, unas son difíciles de escalar e imposibles de olvidar, otras pasarán como tantas hay en el mundo.

domingo, abril 20, 2008

Una nubelosa

Cuando pienso quién soy, cae una nubelosa sobre mí.
Esa típica actividad de hacer una lista de virtudes y defectos en la hora de orientación en el colegio me superaba. Ahora mismo pasan y pasan los años y me preguntan qué harás cuando salgas de la Universidad y se vienen millones de ideas sueltas: viajar, seguir estudiando, casarme, vivir sola, trabajar, hacerme una lipo...
Siempre he tenido la idea de que cada persona nace con un don o ciertas capacidades y, por tanto, se potencia, se desarrolla y dirige su vida según sus competencias. El zapatero, el pastelero, el barrendero, el contador, la dueña de casa, el ladrón, el mendigo. Claramente, no muchos somos capaces de entregarnos a nuestro don, quizás, por esto hay tanta gente triste en el mundo...
Un don es una cualidd que te distingue del resto. Creo que sería bueno para mi incesante insatisfacción conmigo misma saber cuáles son mis capacidades.
Quisiera convencerme que algo me identifica, que tengo algo en qué desenvolverme y, en lo posible, algo que me agrade, que me haga sentir un cajón bien hecho.
A veces, siento que soy una persona plana, un ni frío ni calor, parte constitutiva de la imagen, pero simplemente una parte, que si está o no, no marca mayor diferencia.
Mirando hacia atrás no recuerdo haber sido ni la más popular o haber tenido alguna gracia o, por último, haber tenido algún premio de la mejor en cualquier cosa... una vez en un obra de teatro actúe de árbol...
Tuve una infancia más que plana, casi inexistente pasé como desapercibida para el mundo durante mis primeros años. Más tarde, en la enseñanaza media era la niña de la risa más escandalosa (cosa que aún tengo y no me gusta). Ahora en la universidad soy para mis amigas la tipa con más mala suerte en el amor...
Creo que esta nubelosa luego la tengo que disipar, nunca me han gustado las personas con baja autoestima o con problemas de personaliadad, no quisiera que eso fuera mi don, jajaja. En fin, hay que pensarlo con calma, con tiempo. A veces uno hace muchas cosas y deja de hacer otras tantas. Al final uno hace tantas cosas rutinarias que se olvida de las cosas importantes y con el tiempo uno se cansa y se empeña en minimizar y apocar sus virtudes.

sábado, abril 12, 2008

Mi Gran Teatro

Si yo te amo, tienes la entrada a este teatro.

Sí decides entrar, abriremos el acto y te podrás pasear libre en el pequeño mundo que te ofrezco. No seas tímido, que asientos para el público hay muchos, pero yo te quiero aquí conmigo, en este frío escenario de horario vespertino.

Puedes elegir nuevos colores, nuevos matices para esta escena, dime en susurros tus acotaciones, busquemos palabras adecuadas, manipulemos las escenas, maquillemos lo deleznable y juguemos con el tiempo, pues, si tú quieres, nos adelantamos escenas y vamos al clímax y luego retrocedemos y repetimos escenas...

De vez en cuando, búscame entre el público, en el cielo o tras bambalinas, saldré de aquí y de allá para sorprenderte, sólo buscaré cada día una sonrisa tuya.

En algo no te puedo mentir: habrá días de éxito y glamor, como también habrá días de fracasos y sinsabores y seguramente un día llegará el desenlace, pero al menos tendré mis alas de ángel para llevarte lejos y volar y, si estamos tristes, podremos ver tantos atardeceres hasta que nos sintamos mejor, además, las lágrimas serán artificiales... y el show siempre continuará.
Inténtalo, aunque sólo me dejes tu aroma y el suave viento de tu caminar.
Siempre estaré esperando que llegues, allí sentada en medio del teatro, mirando la tenue luz que ilumina el escenario, como buena actriz, esperando volver a las tablas.

Si finalmente decides irte, pide en el mesón un programa para que recuerdes nuestra obra y, por favor, deja en el buzón de afuera tus sugerencias y si quieres... déjame claro si algún día vuelves.

domingo, abril 06, 2008

Paso a paso

Igual como quise querer ayer y hace mil años... he guardado un amor puro e incondicional en mi alma e infinitamente lo desparramado en mis ansias, porque no puedo negar que lo he buscado, lo he reprochado y he creído obstinadamente encontrarlo donde realmente no estaba.

Ahora tengo un poco más de mesura y armonía en mis pensamientos y sentimientos... es el paso del tiempo, la experiencia y el deseo de hacer las cosas bien, he reencontrado este amor lento y permanente que se alimenta de una gran esperanza. Creo que fue el paso de la dualidad amor rencor que me hizo recordar cómo hace mil años quería, cuando en mi inocencia no había manchas de rabia... ya eso no es para mí.

Quiero recobrar esos mil años y liberar ese amor. Quisiera encontrar quien pudiera entrar en esta alma escurridiza y asustadiza.

Mis pensmientos, por fin, me dan paso a paso la respuesta de mis dudas; aún no he amado, aún falta, quizás mucho, pero aún puedo entregar un amor más grande, aún está en mí un amor que siempre he esperado vivir, ese amor que hace llorar de lo incondicional, único y feliz que es.

sábado, abril 05, 2008

Un verdadero genio

El poeta y el artista, dicen, son genios y creadores.

Damos al poeta un carácter de superioridad. Discernimos entre uno y otro, le damos fama a este y al otro, menos genio, lo olvidamos y desaparece. Por error lamentablemente, a veces, alimentamos el ego de muchos seudos poetas que sólo tratan de llenar el vacío de sus vidas o, peor aún, de llenar su bolsillo.

Por ejemplo, ese absurdo de dejar unos pecesillos de colores en una juguera enchufada lista para encenderla y triturarlos, o como aquel "artista" que dejó morir de hambre y de sed a un perrito en una galería de arte.

Simplemntes personas sin tácto ni sutileza, que no merecen ser llamados artístas ni que les den las instancias de enseñar su "arte".

No obstante, creo que el poeta, el artísta, en efecto, tiene un don, un genio (como lo tiene cada persona en este mundo, creo yo). Ahora bien, claramente tener el don de re-crear es un don formidable, pues trabajan en el terreno de lo íntimo y lo novísimo y que sagazmente lo exteriorizan.

Cuando admiramos la genialidad del otro, la capacidad, la inteligencia, la belleza, su don, su arte debemos compartir con aquel genio un mundo, una realidad, valores, principios, humanidad. El verdadero genio, podríamos decir termina su misión en nuestra percepción, pues su satisfacción también está en entregar un arte que para el resto sea captable, que s reconozca su talento y que, claramente, nos maraville. Pues así es, aunque se represente el concepto más odiado o repugnante, la obra debe causar en el alma de cada persona un estremecimiento, una gran satisfacción de poder ver una joya de verdadera creación, única y maravillosa.

Parece ser que somos la fuente donde el poeta descansa; si gusta o no gusta, si se entiende o no. El auténtico poeta, no es elitista, procura que su arte sea reconocido por su belleza para todos; no por fama ni por dinero, sino por entregar esa satisfacción de ver una cosa bella, un trozo más del universo que nos rodea.