¡Sí a la disconformidad! y ¿qué?
Y me quedó dando vueltas esa idea del curita diciéndonos que hay que agradecer y conformarse con la vida, con existir, que es un regalo de Dios.
Entonces, camino lento, con serias tentaciones de detenerme a reír... y pienso que así no necesitaría el dinero ni éxito ni príncipes azules. Me sentiría feliz con mi existencia y ya.
Sería así de simple; tú o yo un ser feliz en sí mismo, por el simple hecho de existir, de vivir.
Entonces, sigo y camino... ¡no puede ser tan fácil!, ser feliz de tener el ser como soy; rencorosa, egoísta, egocéntrica, consumista, sin mayores anhelos, sin dogmas, sin haber probado el amor verdadero, ¿así tal cuál? porque lo necesario ya lo tengo, entonces, ¿el resto es parte del destino que Diosito me dio?
Me preguntó por qué no me paré en media misa a preguntarle:
¿Está, usted, seguro de lo que me dice?
Me detengo, miro aquel altar dorado y aprieto los puños; sería tan fácil... y miro a ese hombre crucificado, entonces me respondo, no, no lo es, porque el hecho de ser feliz como soy es darme cuenta que he luchado por nada y que me he hecho sufrir por el simple afán de lo absurdo, de chocar con un muro por gusto, no, no lo creo, no creo que detrás de lo que he visto no hay nada más.
No sólo somos felices por existir, tenemos que buscar día a día por qué ser felices. Y eso está más allá de los límites de la existencia, más allá de lo que a simple vista está, es ser feliz viendo una manecer, de escuchar el crujir de las hojas de otoño, de sentir la lluvia en el rostro, de esperar que la ola moje nuestros pies y sentir un escalofrío, de ver caras y más caras sin vida y buscarle una razón a todo ello... en fin, hay tantas cosas que pensar, que hacer, que descubrir para ser feliz...
No podemos conformarnos con días tristes y días alegres y un autoconvencimiento de felicidad.
No, no lo creo, porque yo aún espero más de esta vida, aún espero más de mi existencia, incluso, espero aún con ansias al bendito príncipe azul que me llenará de felicidad y yo lo amaré por mucho tiempo, porque yo no por nada he sufrido... al diablo con el conformismo. Siempre, siempre voy a esperar algo más.
!Sí a la disconformidad¡ y ¿qué?