viernes, octubre 23, 2009

Me voy

Ya no quiero más cartas sin entregar, cartas de despedida ni cartas de tristezas en silencio. No quiero huir más. Así que me voy para elegir la vida que quiero para mí.

Nuevamente, tuve dos caminos. Los mismos de siempre; los mismos con los que ya he luchado y me han vencido. Nuevamente, en la encrucijada... allí no sé dónde ir ni a quién mirar. Atrás no veo respuestas, sólo escucho ecos... Adelante mío me miran con enojo y con un poco de pena, reproches van y vienen, me culpan de sus espectativas que no pude cumplir, me enjuician acusándome de que quiero vivir cada día distinto y que no sé distinguir el amor de cualquier sentimiento.

Pero, la verdad, es que no saben nada de mí, yo intenté ser lo que querían y no pude, porque no quiero eso para mi vida, no me es suficiente. No tengo malas intenciones, sólo estoy cansada de esto.

Y yo sé, yo sé lo quiero, yo quiero que me quieran como soy, no me pidan menos que eso, estoy cansada de esperar que me miren y me abracen sólo por el hecho de querer sin medir los méritos que hice para conseguirlo.

Ya no puedo esperar más y me voy, porque aquí no están mis sueños ni lo que necesito. Me voy para tener alas y volar sobre el mar, anidar en sus brazos, compartir mi mundo y dormir con él, quiero acercarme cada día a las tardes naranjas, de vez en cuando volver a mi hogar, sólo porque los amo por lo que son, y caminar volando, volando con la sensación de paz, con mi convicciones y en plena armonía con el mundo, contigo y conmigo misma.

jueves, octubre 08, 2009

Doña Razón y yo

Supongo que, si el doña Razón me convenciera, esto sería más fácil.

A veces quiero volver a creer en doña Razón, pero de inmediato se asoma la decepción que me trajeron sus respuestas insuficientes ante los "grandes pensamientos", las interrogantes de la vida, sus causas y sus consecuencias, que siempre son negativas si no se hace lo que ella dice. Sus respuestas estaban envueltas en generalidades, en regularidades, en imposiciones, que para el caso, vendrían siendo lo mismo que los sermones de misa que alguna vez escuché.

Pero doña Razón no es tan mala, y está allí esperando un día que yo la entienda y me guíe con su luz para alcanzar la puta estrella de ser alguien en la vida. Porque para ella, así como soy yo, no soy nadie, no tengo valor alguno, pero me tiene "grandes proyectos", osea, por algo ha invertido tanto tiempo y dinero en mí; seguramente confía que algún día cumpliré sus estándares académicos, sociales, familiares e, incluso, amorosos. Porque si algo tiene esta señora es creer ser una figura omnipotente, capaz de interferir en todos los ámbitos de mi vida.

En cambio, mi yo, desde mis sentimientos, pensamientos e ideas, me llama todo el tiempo para irme lejos y cambiarlo todo, pero no lo haría. Puesto que si algo -si es que no es todo- heredé de doña Razón, es la inseguridad. Yo sé que por ahí en el fondo ella también en su juventud, en sus sueños o en otra vida, espera la libertad.

Mi subjetivismo no me conforma, no le hace peso en la balanza a la Doña razón... y sólo me queda preguntar en quién mierda puedo creer...

Supongo me quedo esperando que algo pase y o que un día decida de una vez por todas, espero hechos, supongo... espero que los astros se alineen favorablemente, algo, algo espero... porque no ser ni de aquí ni de allá, me deja con una patética incertidumbre.

martes, octubre 06, 2009

Vuelvo al mar















Tengo una vida que es solo mía y ya me di cuenta que seguiré caminando lento por mi universidad, por el andén del metro, por en el cuarto de la casa, fumando con ellas, fumado, hablando contigo, pensando.

Soñé, por unos días, que cambiaría mi soledad por el dulce viento de su respiración... sentí que volvía al sur, como volvía al amor... al parecer sólo me quedará el viento de mar como siempre, junto con el eco de mi vida, con el eco de mis recuerdos.

Así, frente las olas, ya no sé si lo quiera cambiar, quizás, me convenceré de nuevo que nunca creí que se podía volver... aunque, de pronto, me extrañe sentir cómo crecen mis olvidadas flores melancólicas.