viernes, febrero 19, 2010

Qué quiere que le diga, Mauro, mi Mauro...
Me siento abatida, vencida. Con un sueño arrebatado de a pedacitos y frente a frente de una realidad que no quería ver, desde la derrota todo parece más difícil...
Es una situación miserable.
Yo pensé que yo había encontrado mi compañero de viaje y que por fin antepondríamos en el nombre del amor y la libertad una batalla juntos.

No supe controlarme, y emprendí una batalla caótica, te metí en esto, y la verdad es que tú ya tenías de antes todo lo que necesitabas. Yo al final quería meterme en tu vida, porque me enamoré de ti.

Me equivoqué, no supe entender que no era tu lucha, y me empeñé a tenerte conmigo, tú también te dejaste y no supe contenerte ni contenerme, emprendimos una contienda que nos quedó grande.
Yo debí haber hecho un mejor esfuerzo, varias veces erré y te herí, fui insegurizando el paso, atacando a mi propio compañero y flaquearon las fuerzas.

No contuve las ideologías que sustentaban las estrategias, no pude, nadie comprendió las buenas intenciones, y más aún, ni tú ni yo valoró los cambios estratégicos ni los sacrificios individuales en pro de los sueños, en pro de una existencia infinitamente mejor que lo que vivimos hoy...

Me queda asumir que de buenas intenciones no se justifica una guerra, todo se puede meter en un bolsillo cuando ya se está cansado, cuando todo juega en contra y deteriora el mejor empeño, queda convencernos de que lo establecido no va a cambiar... no podemos hacer la paz si ni siquiera entre nosotros mismos no logramos escucharnos con respeto, comprensión, valoración.

Me vuelvo a sentir derrotada y lo más complejo es que tienes unas ideas lejanas de lo posible, quieres que vuelva a crear y en creer en nuevas salidas, soluciones... quieres que me vaya a volar contigo. Ahora,, ahora que ya perdimos... un gran verano, un gran viaje... ahora que se fueron todos los días que teníamos para disfrutarlos, ahora que en mi familia no tranzan con nuestra relación, ahora que no tengo nada de lo que quise tener, ahora que se me viene todo el peso de todo lo que he sufrido, ahora que te veo y no te puedo ver, porque te alejas de ser con quien yo emprendi alguna vez, alguna cosa, para conseguir algo... que ya mejor ni siquiera recordaré.

Tú estarás bien sin mí, como siempre en un bar, e el cerro, viajando o en casa...

Mientras yo me estoy consumiendo a estas horas... ni me llamas... y yo vuelvo a estar sola... es terrible volver a vivir una derrota, más cuando en algún momento pensé que esta no lo sería.... faltó un par de días para caernos y esta vez espero tener fuerzas para levanrme.

jueves, febrero 18, 2010

Absurdo

Entonces, qué es esto, qué estoy haciendo con esta obra. Pasando por encima de mi familia y sus reglas, creyendo que así voy a mi felicidad. Creyendo que tú eres mi felicidad, mi entrada a la libertad, mi cajita de sueños, sorpresas, detalles y risas.

Y si me estoy equivocando... si sólo soy una mujer soñadora que se hilvana en cualquier tejido, y que me estoy enredando y sólo estoy ayudando en utilería para arreglar una basta y pegar un botón, lavar un plato, hacer una cama. ¿A qué hora empieza la función? ¿Dónde están los payasos? !qué salgan ahora, por favor, quiero reír, quiero bailar y saltar al vacío, no me gusta esta cuerda floja!

... mmmm Así me dice mi mamá, supiera, que soy yo más dueña de casa en todas las casas que he habitado, buscando un hogar que no existe (ojalá tarde o temprano ella solo me tenga a mí y la historia se de vuelta y yo pueda demostrarle todo lo que se perdió de conocerme).

Por ahora, estoy obnubilada, absurda, ilógica. Doy mi tiempo, busco espacios donde no los tengo, conozco nuevos personajes y aprendo a estudiando sus guiones, me intereso por todo lo que me pueda enseñar, aguanto de vez en cuando los entremés de una loca de patio, que perfectamente me serviría de trapeador, comparto mi usufructo, mi trabajo, mis detalles, mis esfuerzos, mis dibujos, mis ideas, todo lo que soy y no es suficiente para tener lo que pido, lo que me parece mínimo...

Y ya se da por vencido, cada vez más sensible, más grosero, explicaciones y calificaciones más ásperas, guiones que se me clavan... qué me falta ahora, ¿que se me caiga este teatro encima?... yo sé que va pasando en esta historia, ahora viene la escena de la supuesta resignación, no, jamás, esa no sería yo, a mí más me suena que así como vamos en esta obra no hay más que menosprecios mutuos, ahí, ahí estoy, derechito hasta el fondo.

Es que acaso no hay más financiamiento para esta obra... qué es lo que quieren de esta artista, ¿que termine nuevamente sola en medio de este teatro?

Cierren el telón que quiero llorar.

Porque no nos somos suficientes

Porque entre nosotros no basta con buscarnos cada día, entregarnos cariño ni compartir sueños.
No es suficiente lograr de vez en cuando dormir, amanecer, soñar juntos.
No es suficiente reír, tener gustos y pensamientos en común.
No te basta y no me basta habernos encontrado.

Porque para personas carentes e inconformistas como nosotros, sería imposible que este encuentro fuera la panasea de nuestros males.

Yo que tuve una familia, cariño, juguetes, una hermana, ropa, doctores, una casa, un auto nuevo para viajar, tíos, primos. Sólo me faltaba la casita en la pradera y todo hubiera sido perfecto. Tuve muchos novios, salí, bailé, bebí, reí... Tuve tanto, tanto, y siempre andaba triste, melancólica, nostálgica de una perfección inexistente. Así, nada aproveché, lloré, discutí, pensé, dañé y sólo lo triste, la soledad, la incomprensión, el desencaje, los fines, las penas, las heridas me quedaron.

Tú que entre la muerte y la vida eligieron tú vida, tuviste la oportunidad de vivir y viviste y tuviste una mamá, primos, amigos, novias, una hija y el valor de salir adelante. Pero no es suficiente sobrevivir, faltó el cariño, la atención, la comprensión, faltaron los mimos. Así que eres simplemente tú y las personas que te han rodeado te han tenido que aceptar, porque cómo has sido te ha servido para sobrevivir.

Imagina, yo una persona que nunca se conformó con nada. Yo que he tenido tanto y lo dejé ir. Que siempre he vivido buscando perfección, me pides que te acepte y comprenda. Que valore sus esfuerzos, sus logros paulatinos, yo que por impaciente e intransigente he borrado y claudicado momentos irrecuperables.

Por otro lado, tú que tienes esa forma inquebrantable de actuar, de decir las cosas... y yo te estoy pidiendo que seas como yo creo que tienes que ser.

No hay nada que llene estas almas vacías, estos egocentrismo de creer que tenemos que tener una felicidad determinada para sentirnos bien.

En cinco meses con esfuerzos estratosféricos tú has tratado de cambiar y yo he intentado aceptarte. La verdad es que ambos a regañadientes nos estamos dando la oportunidad de aprovechar este encuentro. Por eso discutimos, quieres que te acepte, que no critique. Y yo te pido que aceptes que tienes que cambiar.

Y tú me preguntas porqué estoy contigo si te critico tanto, y la misma pregunta te hago a ti por qué estás conmigo si no te acepto como eres.

lunes, febrero 08, 2010

Este jardín

Quiero irme lejos aquí dentro de este jardín y apretar mis últimas palabras y no olvidarlas más. Grabármelas en la frente y verlas para siempre en mi reflejo como el motivo de toda esta maraña que me volvió a jugar esta puta vida.

Desde aquí muy adentro y sabré por qué hui y dejé ir mis últimas flores. Sólo me hubiera quedado con las Nomeolvides, pero esas no son mías.

Yo nunca querría olvidar esto.

Las últimas flores que di, ya no las sembraré más, porque estas Ilusiones se marchitan, aunque las cuide y las ahogue en agua, mis esfuerzos fueron inútiles, pareciera que se apenan demasiado con cada día, con cada enojo, con cada rosa roja que se me clava muy profundo.

Ahora, ya desde aquí dentro de mi jardín se acaba la búsqueda, aquí vi toda mi vida en colores y pensé que lo había encontrado todo, pero el color se difuminó y nunca pudo ser mío.

Un día estuve frente a frente, ante los ojos destellantes que me mostraban las ventanas para huir de la casa que nunca fue mía y de la vida que me armaron o que quisieron armarme, estuve tan cerca y tan lejos... anduve por ahí y me fui a volar, casi toqué todo lo que quise, quizás, hubieramos llegado a Plutón, pero el costo fue muy agotador, lágrimas y decepciones que me dejaron aquí en el jardín de mi vida, sin fuerzas, sin ganas de seguir.

LLegué al jardín y aunque ya está desolado, me quedo aquí encerrada para que ya no me toque nadie más, no quiero nada, sólo mi tempera, mi papel, mis cosas para pintar esta soledad de los colores que alguna vez vi, me escandilaron y se fueron.

Los colores...